Mis palabras serán leídas por quienes menos podrán entenderlas...

viernes, 22 de enero de 2010

Sutil Aroma Primaveral



Esta necesidad en mi pecho crece cada día sin pudor...


¿Cómo confesarte lo que entierro en mi interior?


Quisiera enfrascar tu aroma en una menuda caja de cristal


Ese sutil aroma que hace de mi día un paraíso primaveral...


Él se acercaba a ella sigilosamente, esperando a que su novia lo sienta llegar, mas ella no mostraba señales de saber que algo se acercaba. Con una pícara sonrisa dio un pequeño beso en el cuello blanquecino de su amada Alicia, acariciando sus antebrazos con la yema de sus dedos. Alicia dio un respingo del susto, y un tanto nerviosa volteó.


-¡Ángel! Me has asustado.- gimoteó la joven.


-Lo siento, pero no pude evitarlo. Te ves graciosa cuando te pones nerviosa, y... Hoy es domingo.- la joven de melena castaña río por lo bajo. -¿Qué?- preguntó Ángel.


-Nada, jeje, sólo que... Me causó risa que aún sigas con esa manía dominical tuya...- decía mientras enrollaba sus dedos con algunos mechones rubios de su novio. Él tomó la mano libre de Alice y rozaba con su pulgar el dorso de esta.


-Lo siento, no puedo evitarlo...- decía mientras le daba un pequeño beso en los labios a la joven que tenía en frente.


-No importa, igual me gusta.- Alicia se volteaba para seguir con lo que había dejado de hacer, el desayuno de ambos.


Ángel aprovechó y se abrazó a ella hundiendo su cabeza en el cuello de Alicia, oliendo su aroma. Ella complacida se dejaba abrazar, a Ángel siempre le gustó que ella usara esa deliciosa colonia a flores, era tan sutil que para olerla bien debía acercarse a su novia. Entre más sentía esa colonia embriagarle, más crecía su necesidad de sentir esa femínea droga en su sistema.


-Estás empezando a... Hacerme cosquillas.- decía Alice entre uno que otro suspiro. Tener a un atractivo hombre pegado a ella de esa forma le ponía los vellos de punta. Su respiración rozaba su piel, mientras entre segundos sentía los labios de Ángel tocarla, no la besaba, sólo eran deliciosos roces.


-Hueles a primavera...- soltó Ángel un tanto apenado. ¿Desde hace cuanto ya quería confesarle eso? Unos tantos meses, cuando ella empezó a usar aquella droga que lo hipnotizó.


-¿A primavera? ¿Y cuándo sude oleré a verano acaso?- reía ella, el comentario le vino a la mente de golpe y lo soltó. Ángel tan sólo río un poco, él revelando lo que por meses calló, y ella saliendo con sus disparates. Pero así le gustaba, ella tenía ese sentido del humor que le cautivó y lo levantó de sus peores momentos bañados en una soledad tremenda, pero llegó ella y poco a poco le enseñó a sonreír de verdad, para luego ir enamorándole en una tortuosa odisea.


-Alicia... Te amo...- susurró besando su cuello. Ella se sonrojó, Ángel era dulce y cariñoso, pero casi nunca le decía eso. Era eso una de las cosas que más le gustaba de él, entre más tiempo pasaba luego del último ‘te amo’, más ansiado y hermoso se volvía el próximo. Ella volteó, y le miró con la cara literalmente roja. Ángel se alunó, la ternura que emanaba Alicia era uno de sus mayores atractivos. La abrazó recostando su cabeza en su pecho, Alicia se iba dejando llevar por los latidos del corazón de su ángel.


-Yo también... Te amo.- confesó ella besando la mejilla masculina recién afeitada. Ángel, sereno mas feliz, tomó el mentón de su novia besándola. Apenas si esperó que ella correspondiera para besarla como sólo ella lo merecía, con una pasión exquisita.


A veces siento que sus labios me gustan más... Que su sutil aroma a primavera.

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